
Otro día mirando fijamente
el techo,
sin saber qué hacer contigo;
la mordaza del silencio
abultándose en la espalda,
ganando terreno en el
cuerpo.
La lluvia te insinúa a ciegas,
acaricia las ventanas porque
sabe de ti,
del otro lado te reconoce;
en algún charco ha sabido de
tus pisadas lánguidas.
Gotas obcecas que me orillan, conminando tu presencia,
Gotas obcecas que me orillan, conminando tu presencia,
gritan cuando me golpean en
la cara y
se entienden con mis
lágrimas:
cómplices durante su instintivo
camuflajeo líquido
donde tejen ríos que caen al
suelo hasta
conseguir su homogéneo
idilio, apenas discernible.
De menos ya van juntas, yo…
No sé qué hacer contigo, en qué ocuparte,
De menos ya van juntas, yo…
No sé qué hacer contigo, en qué ocuparte,
si postergarte o preterir tu
existencia.
Cualquiera sin devanear
abogaría por los tantos
tequieros que acostumbras decir, yo no,
te prefiero abismalmente
lejos y entonces así,
me enseñes qué se siente
extrañar esos dos segundos,
donde también,
acostumbradamente, te sentía más próximo.
Si extraviarte entre hojas escritas
Si extraviarte entre hojas escritas
o mojarla para que se
distorsionen
las almas fotografiadas con
este bolígrafo,
que lo único que sabe hacer
es extrañar,
y después regresar a la
línea de donde partió
para llegar sin recuerdos.

Fotos de NAN GOLDIN