domingo, 29 de mayo de 2011

Nudos




Las distancias que siguen prolongándose;
un nudo brownoideo, diría el poeta, que
tercamente hizo una pausa en su recorrido
para demostrar que este encuentro siempre
le pareció fuera de lugar y caduco al tiempo.

Dejemos sopesar nuestro entusiasmo,
que las manecillas del reloj deambulen a su gusto,
como mejor les venga en gana, porque saben mejor
que cualquiera y congratulan esperas insinuadas
entre los sollozos del por qué.

He vivido separaciones horrorosas,
pero ésta es como la astilla que mancilla mis idas y regresos,
la que se estira en medio de un nudo en la garganta,
ese que hace a la vez de receptáculo del mensaje imperecedero,
del tartamudeo que he aprendido a entender en ti mejor que
cualquier palabra, de la mano ausente en el bolsillo y la mirada
que deja de ser para convertirse en ventana que permite huir,
coladera que filtra o la pluma que imprime.

Hoy, al tiempo le parecimos débiles,
incapaces, temerosos, atolondrados.
Hoy el tiempo, ese señor sin palabra, prefirió jugar con la casualidad
para hacernos creer que nos apartaba un lugar en la eternidad, juntos.
El destino, para qué mencionarlo, desde el primer momento nos separó.

Estamos dentro de ese grupo de personas que prefieren atender
el llamado del destino como el largo aliento que dará vida a este
encuentro conjurado a palidecer, el que se postra en la entrada de
la alcoba para prometer volver.


Imagen Belmorhea- Remembrance

jueves, 19 de mayo de 2011

De la lujuria al amor

L

a restauración de la dignidad del cuerpo nos demuestra cómo el ser humano se atrevió a desnudarse a sí mismo, paulatinamente, de alma y cuerpo; despojándose de los miedos impuestos de la época y los suyos mismos, tomando su cuerpo a su propia disposición, desmitificándolo y viéndolo más carnal, más mundano y quizá en algunos casos más pueril. Viviéndolo enteramente, no a mortajadas; ahora no sólo se puede llegar a dios contemplativamente, súbitamente la gente encuentra otra alternativa, admirando la belleza y en consecuencia conociendo el amor.

Se pasa de una esfera en la que la única forma en la que se puede llegar a dios es por medio de admirar la belleza en cualquier lugar, para con ello, ver el alma misma y poder arribar hasta dios, a una contraparte, en donde el contacto físico, propio de los placeres sensuales, te hace decender demasiado en la materia y así, ser considerado menos virtuoso - más no imposibilitado- para tener contacto con Dios.

El neoplatismo nos revela que no fue fácil vencer lo oscuro y engañoso de los
pensamientos que lo precedieron, y por ello no nos muestra ( no puede hacerlo) una completa reasignación del concepto, sin embargo, logra preveer alternativas a lo que se consideraba único e indiscutible: ahora tenemos una Venus Celeste, una vulgar y otra voluptuosa; personas entregadas a la contemplación, a la conservación de la naturaleza o a los placeres, según lo prefieran. Ese es el único, me parece, simple pero revolucionario avance. Nuevas opciones que se diversifican en nuevas concepciones y así, nuevas interpretaciones del mundo que conocían.