lunes, 31 de octubre de 2011
Pasatiempo
Hay días en los que dormir no es opción
cuando los problemas se filtran desde el techo
cual borrasca en casa enferma,
asfixiando lo que toca y haciéndose de lo que envuelve.
Mi envés como bienvenida siempre.
Hay días
en los que solucionar problemas dejándolos sin solución
ya no apremia; sabes que estás creciendo,
que la vida ya te preparaba un lugar junto a ella,
con el Banco esperando en el teléfono a que le pagues
o el regaño de tu jefe en el trabajo.
Tardar mi ánimo para decidir sobre ellos,
en esta mesa de disecciones que es mi vida,
me los trae con hoja doble: más míos todavía,
el lamento diario como factura.
Ellos no hacen más que volver sin avisar y,
lo peor, con los mismos secos recados.
Aunque ataviados diferente,
los reconozco de otros lugares,
de sus gestos arcaicos como historia,
de sus presencias dilatadas
y sus voces pesadas con resonancia doble:
hacia adentro, a mi pensamiento; hacia fuera, a la vida.
Los problemas exigen solución
y yo lo cumplo, estoico;
no hago más que darles su lugar
más ellos a mí pocas veces;
les doy fin para la vida que me los ha traído,
no para mí, yo los sigo usando de pretexto
para gastar mi tiempo libre.
Los problemas: mi pasatiempo favorito.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)